Consejos para la conservación y mantenimiento de los huevos
Aunque el huevo no necesita de condiciones demasiado especiales para su conservación, conviene seguir unos pasos para su correcto almacenamiento. De esta manera se pueden evitar posibles intoxicaciones por salmonelosis o alteraciones que puedan acelerar su proceso de descomposición.
En el frigorífico, los huevos frescos se pueden mantener en buenas condiciones hasta nueve días. Aunque nuestra costumbre natural es colocar los huevos en el espacio destinado a ello en la puerta del frigorífico es recomendable que estos se conserven en la parte interior de la nevera, eso sí, siempre aislados de otros alimentos, ya que absorben fácilmente el olor de frutas o pescados. En cuanto a la posición que deben tener dentro del frigorífico, es aconsejable que el extremo puntiagudo mire hacia abajo, con ello además conseguiremos que la yema permanezca centrada y separada de la bolsa de aire del extremo opuesto. Esto además, también nos ayudará a la hora de hervirlos, puesto que la yema nos saldrá centrada.
Debemos guardar los huevos sin lavar, para no eliminar la capa protectora natural (cutícula) y evitar así el ataque de microorganismos, entre ellos las salmonelas.
No debemos dejar los huevos fuera de la nevera durante más de dos horas, ni tampoco refrigerarlos una vez cocidos, hasta dos horas después de la cocción.
Una pregunta que nos solemos hacer es cómo podemos distinguir entre un huevo fresco y otro conservado. Pues bien, las diferencias a simple vista son varias: Si al meter el huevo en agua flota, sabremos que es fresco, pero si por el contrario se hunde sabremos que es conservado. El huevo fresco al cascarlo, presenta una yema redonda y pomposa. En el refrigerado la separación entre yema y clara es mucho menos perceptible y se mezclan, además la yema no es tan pomposa. El huevo fresco presenta una clara recogida, mientras que la clara del huevo conservado tiende a esparcirse con mayor facilidad.
Nunca hay que cocinar un huevo que haya superado el tiempo de conservación por más que lo tengamos en la nevera. Conforme aumenta el tiempo de almacenamiento, el contenido del huevo se mezcla y ya no es apto para el consumo.
Como alimento “vivo”, el huevo experimenta cambios que pueden alterar su calidad. A la hora de conservarlos seguiremos prioritariamente las siguientes pautas:
1. Meterlos en el frigorífico, preferentemente en su parte interior, aislados de otros alimentos, con la parte puntiaguda hacia abajo y siempre con la cáscara intacta y limpia.
2. No lavarlos antes de almacenarlos en la nevera.
3. No dejar los huevos, ni los alimentos que contengan huevo, a temperatura ambiente.
4. Conservar siempre en el frigorífico los pasteles, natillas y salsas elaboradas con huevo y consumirlos en las 24 horas siguientes a su elaboración.
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