Siendo el huevo un alimento excelente por todas sus cualidades es prudente no consumir mas de 6 huevos a la semana.
Para las personas con el colesterol alto las claras son totalmente inofensivas, siendo las yemas con las que se tendrá mas cuidado.
No es recomendable ingerir huevos recién puestos, pues, son indigestos, hay que esperar al menos 24 horas para consumirlos con seguridad.
Los huevos no se lavan nunca antes de guardarlos.
Los huevos no deben estar cerca de alimentos que despiden olores fuertes y penetrantes como, por ejemplo, el melón, hay que recordar que la cáscara del huevo es porosa.
Es conveniente dejar los huevos en su envoltorio de plástico o cartón a la hora de guardarlos en la nevera, colocándolos en el compartimiento especial que tienen en la nevera ya que su cáscara puede ser portadora de gérmenes.
Por la misma razón conviene lavarse bien las manos cuando se manipulan los huevos.
Para utilizar los huevos en condiciones óptimas convienen que estén a temperatura ambiente.
Un huevo ya cascado puede conservarse dos días en la nevera.
Un huevo duro sin pelar puede conservarse en la nevera 4 días.
Una yema si se recubre de agua fría puede conservarse en la nevera dos días.
Los huevos no deben entrar en contacto con cubiertos o recipientes de plata, pues, se volverían negros.
Los huevos no se congelan a menos que se hayan batido previamente.
Los huevos se compran en cajas donde debe venir la fecha de la puesta y de su caducidad.
Hoy en día el color de la cáscara del huevo no influye para nada en su calidad. Antes de inventarse la nevera se preferían los “morenos” por ser su cáscara mas protectora de la luz.
Los huevos más gordos no son más nutritivos ni mejores que los pequeños es mas la proporción de la yema es menor y por lo tanto menos nutritivo.
No es recomendable tomar huevos crudos, advertencia que debe seguirse escrupulosamente en el caso de los huevos de oca y de pato.