Instrucciones de elaboración:

En primer lugar se mezcla la levadura con la mitad del agua tibia y se deja reposar en un lugar tibio hasta que forme espuma.

En un bol se mezcla un tercio de la harina con la sal y se incorpora el resto del agua tibia, los dos tercios del agua fría, el aceite y la levadura y se mezcla todo, poco a poco, se va añadiendo el resto de la harina para que vaya absorviendo todo el líquido, se corrige de agua si es necesario, cuando ya se haya formado como una bola, se pasa a un mesa enharinada y se va amasando con los nudillos, unos 10 minutos, incorporando la harina restante hasta formar una bola suave y elástica.

Se pone entonces en un bol ligeramente aceitado y se pincela con aceite, se cubre el recipiente con un paño y se deja reposar a temperatura ambiente unas dos horas.

Pasado este tiempo se vuelve a amasar un poco con los nudillos para quitarle el aire.

Entonces se divide en cuatro partes iguales y se forman bolas con ellas.

Con los dedos se estira cada una de las bolas hasta obtener pizzas redondas de medio centímetro de alto como máximo.

Siendo este espesor ligeramente más alto en los bordes para que pueda retener los ingredientes.

Añadidos los condimentos, la pizza ya esta lista para meterla en el horno, engrasando previamente la plancha donde se va a depositar para que no se pegue.

La temperatura del horno si es eléctrico será la máxima posible, siendo ideal el horno de leña a temperaturas de 300 a 400º centígrados.

La masa también puede utilizarse entera si se desea una pizza grande.

Para el relleno se mezcla el tomate, los ajos, el orégano con una pizca de sal.

Esta mezcla se extiende sobre la pizza, se esparce la mozzarella y se rocía con el aceite de oliva.

Se hornea a horno fuerte de 5 a 10 minutos dependiendo del grosor de la masa.

El tomate según gustos, puede ir en trocitos, siempre pelado y despepitado.