Esta claro que la cualidad más importante en un plato es el sabor. Sin sabor no hacemos nada, pero la comida esta altamente relacionada con lo emocional y un plato bien presentado siempre va a resultar más estimulante para el comensal que el mismo plato presentado de cualquier manera. No debemos olvidar que un plato no deja de ser un lienzo donde se representa una receta.

La buena presentación de un plato comienza en el mismo momento de la concepción de la receta, pues para obtener un resultado final positivo cuenta tanto la elección de los ingredientes, como las técnicas o cortes que usemos.

Es importante que la presentación de nuestras creación culinaria sea sencilla, elegante, delicada y colorida. También es importante la elección de la vajilla. Es preferible la de colores neutros, mucho mejor lisa que con dibujos, ya que los colores de estos pueden chocar con los de la comida. No es ninguna casualidad que las vajillas de los restaurantes sean blancas.

Al servir, debemos retirar cuidadosamente con la ayuda de una paño limpio, cualquier salpicadura o chorreón que haya ensuciado el borde, un descuido de esos puede fusilar un buen plato y estropearlo.

El emplatado deja mucho a la creatividad, muestra el lado artístico de los cocineros y no hay misterio, la mejor manera de aprender a montar platos es practicando, realizándolos una y otra vez, pero no olvidemos que la prioridad es siempre el sabor y después la presentación.