Almeja

 

La almeja fina, la más cotizada, tiene como nombre científico “Ruditapes decussatus””. Es un bivalvo que vive enterrado en la arena en la zona inter mareal. Esta zona se convierte, durante algunos meses del año, en un auténtico labradío donde hombres y mujeres recogen este preciado marisco.

La concha de la almeja está formada por dos valvas iguales, unidas por un ligamento que posibilita su apertura y cierre. Se va enterrando en la arena con un pie musculoso en forma de hacha. El alimento lo consiguen filtrando el agua del mar por una especie de sifón. Esta capacidad les permite vivir unos centímetros por debajo de la marea, soportando así los períodos de bajamar. En ocasiones puede desenterrarse y desplazarse moviendo sus valvas. Sus principales enemigos son el cangrejo y la estrella de mar.

Los bivalvos, están extendidos por todas las costas del mundo y existen variedades muy diferentes. Desde los albores de la prehistoria el hombre empleó este marisco como alimento, y sus conchas como adornos o utensilios cortantes.

La almeja tiene propiedades antioxidantes para nuestro organismo. Es rica en vitamina B12, cobalamina. Esta vitamina hidrosoluble resulta esencial para un adecuado funcionamiento celular, la formación de glóbulos rojos y la regeneración de los tejidos.

Para mantener vivas y limpias las almejas es conveniente introducirlas en agua tibia y seguidamente agregar un puñado de sal por cada 2 kilos de almejas. Esta sal hará respirar la almeja y expulsaran las impurezas que haya podido acumular en su interior. También podremos determinar cuáles de ellas no están en perfecto estado, desechando las que no se abran.

La primera regla de oro para cocinar las almejas es recordar que nunca hay que cocerlas mucho, ya que la primera consecuencia será que se endurezcan y queden incomibles.

Las almejas grandes son deliciosas crudas, pletóricas de sabor marino, mientras que las pequeñas son mucho más adecuadas para hacerlas a la marinera, en arroces, en salsa verde o en otros muchos guisos marineros. Eso sí, es muy importante, que si las almejas se van a comer crudas, que procedan de una zona marinera calificada como tal o que hayan pasado por una depuradora.

Actualmente, la gran mayoría de las almejas son de vivero y de criadero. Se presentan vivas, en conserva y congeladas. Se consumen las más grandes crudas abiertas sobre cama de hielo.

Como es costumbre acompañamos una serie de recetas donde la almeja es protagonista, como las judías blancas con almejas, las almejas en salsa verde o las almejas a la marinera.

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