Otras culturas, otras costumbres
La propia naturaleza nos enseña que existen comportamientos inamovibles en muchas especies, así el león dominante come primero y después el resto de la manada, o la abeja reina es alimentada especialmente por las obreras.
El hombre también desde sus orígenes ha marcado ciertas normas de preferencia, de respeto y de comportamiento, muchas veces impuestas por el propio hábitat, cultura religión y costumbres.
Comer, más que una necesidad imperiosa, la tercera después de respirar y beber, es un acto muchas veces social, comunitario, casi de comunión, donde el anfitrión entrega lo mejor de si mismo y de la mejor forma para que el invitado se sienta a gusto y cuando se realice la devolución se le trate de igual forma. Es casi un tratado diplomático.
Por eso, si se invita o se si es invitado por personas de otras culturas es importante informarse antes e intentar adaptarse a esas circunstancias.
En muchos casos no es la comida en si lo que importa, sino el acto social, la comida es una excusa para exhibir lo mejor de uno mismo y de nuestras formas. Por eso debemos adaptarnos a las circunstancias de cada momento situación o lugar.
Antaño era común comer los alimentos donde se habían preparado, sin servicios individuales, por esa razón siempre se marcaban unas normas de prioridad en el momento de comer. Aún hoy en día, en ciertas circunstancias o lugares se sigue haciendo exactamente igual, todos hemos visto comer o hemos comido de una misma perola, fuente o caldero. La norma esencial es la higiene y respetar el espacio que a cada uno le corresponda. No es aceptable hurgar con la cuchara en otras zonas que no son las más próximas. Esta norma es general en todos los sitios del mundo.
Existen otras culturas diferentes a las nuestras. Si por circunstancias nos toca comer fuera de nuestra zona cultural hay un refrán: “donde fueras, haz lo que vieras” y esa sería la norma seguir.
Donde un eructo es considerado una ofensa, en otras culturas es un símbolo de agradecimiento. Así en muchos países árabes y orientales se come mancomunadamente del mismo plato y con la mano. Debe ser la mano derecha y tan sólo tres dedos, pulgar, índice y corazón y siempre alejada la mano izquierda de la mesa por razones de higiene. Se debe comer en la zona que le corresponde a uno y nunca rechazar del anfitrión un trozo de comida elegido por el, no es bien recibido ese rechazo.
Los protocolos varían mucho, no es común, si se exceptúan banquetes tipo occidental, que las mujeres coman junto a los hombres, salvo raras excepciones o por que exista mucha confianza.
Protocolos mucho más rígidos y con mucha más antigüedad como los de Japón o China, son extremadamente ricos en simbolismo. En todo oriente se emplean palillos para comer, es una evolución pues ya se emplearon cubiertos parecidos a los que usamos actualmente. La comida se presenta ya limpia y troceada, lo que facilita el empleo de estos palillos.
Incluso nuestro protocolo, no es ajeno a otras culturas o religiones, ya que adoptó normas con el fin de agradar a personas invitadas. Por ejemplo, las grandes cortes, en atención a banqueros de religión hebrea, marcaron que el pescado se debía servir primero y después la carne.
Si se va a recibir a miembros de otras culturas hay que pensar en ciertas cosas. Así a un musulmán no se le debe servir vino a menos que lo solicite. El cerdo tanto para musulmanes como judíos debe ser evitado y si estos últimos son muy cumplidores no poner jamás marisco o pescado que no tenga escamas.
Acompañamos a continuación para recetas típicas de diversas culturas, como el pollo con cortezas de mandarina, sushi, el cordero con ciruelas y almendras, el pollo al curry con arroz basmaty o el pollo con limón.
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