La alimentación en verano

 

En pleno calor estival nuestros cuerpos se resienten con las altas temperaturas y modificamos instintivamente nuestro comportamiento ante la comida. Necesitamos menos calorías e ingerimos menos cantidad de alimentos, sustituyéndolos por una ingesta muy superior de líquidos. Las sopas frías, las ensaladas, las pastas, las frutas frescas, los helados, yogures, carnes y pescado a la plancha o en papillote o en barbacoas, los cebiches y escabeches de todo tipo toman nuestras mesas. 

Las temperaturas veraniegas se multiplican a las del invierno. El cuerpo necesita una adaptación a esas temperaturas. Comemos algo menos pero sobre todo cambiamos la dieta de forma natural, también es verdad que en esta época se inician regimenes de adelgazamiento por seguir la moda. Pero en realidad buscamos sentirnos frescos y ligeros.

La alimentación de verano es en general menos rica en grasas y mayor en hidratos de carbono y las ingestas son más numeras pero de menos cantidad. Se multiplican los aperitivos, las tapas, la meriendas cenas y comidas menos copiosas.

No hay que dejar de comer, ni hacer dietas muy estrictas pues la actividad del verano nos hace gastar también energía. Hay que tomar mucho líquido y evitar los golpes de calor. Si normalmente se toma litro y medio a dos de agua, hay que doblar o superar esa cantidad. No hay que abusar de bebidas aparentemente refrescantes, aunque estén frías, a veces contienen lo que no deseamos, azúcares y otros aditivos que aparentan calmar la sed, pero la aumentan. Es una buena época para desintoxicarse y beber menos alcohol, es difícil pues hay mucha más relación social, pero hay que evitar caer en esa trampa.

Es lógico que se huya del calor de los fogones en esta época del año Es en este tiempo del año cuando las hortalizas, verduras y frutas están mejor y son más abundantes. Hay que aprovechar y consumir más fibras, vitamina y minerales que nos dan. Las ensaladas en su miles de variantes son una buena solución. Lo mejor es cocinar el día anterior por la noche, cuando hace menos calor. No solo se descansa del trabajo en las vacaciones, sino que el cuerpo es sabio e intenta acomodarse y equilibrar los excesos o carencias de todo el año.

Hay que extremar las precauciones con leches, huevos o comida de un día para otro, las intoxicaciones brotan con facilidad. Una de las mejores dietas, es la mediterránea, para esta época del año, es sana y muy adecuada.

Para resumir, beber mucho líquido, no exponerse mucho al sol, tomar menos alimentos en cada comida y aumentar estas sin perder el ritmo y las normas, comer mucha verdura y frutas, preparar comidas ligeras, no excesivamente calientes, no abusar del alcohol y intentar desintoxicarse tanto corporalmente como mentalmente y a pasarlo muy bien.

Como ejemplo de recetas que acompañen al contenido se ponen algunas recetas como el gazpacho andaluz, el mango helado, las sardinas en escabeche, el ceviche II o la refrescante sangría.

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